Vásquez (2015), expresa que 125 mil productores cultivan el grano en Guatemala.

Superintendencia de Bancos (2011), infiere que el cultivo del café no solamente es importante por el crecimiento económico asociado al mismo, sino también por los efectos sobre la población rural del país ya que desde el siglo pasado implicó una alta demanda de mano de obra que provoca que campesinos migren estacionalmente a los departamentos en los que se encuentra la cosecha en determinado momento del año en el territorio nacional.

Coronado (2016), explica que el sector cafetalero señala que las actividades económicas representan ingresos para las familias de más de 125 mil productores.

Vásquez (2015), expone que Miguel Medina Godoy, presidente de la Federación de Cooperativas Agrícolas de Productores de Café de Guatemala (Fedecocagua), informó que en cuanto a la producción del grano, los cooperativistas tienen el 8%; los comités y asociaciones, el 10%; las comunidades cafetaleras el 26%, y las medianas el 47%. El 9% restante, lo poseen los grandes caficultores.

Bolaños (2017), explica que solamente en Jumaytepque que es una pequeña comunidad de pequeños cafetaleros, entre 8 mil y 10 mil familias se dedican al cultivo, pero que entre el 95% y el 98% se han visto afectadas por diversas causas. Además, por ejemplo, hace 8 años una firma que contrataba 300 personas, ahora solamente contrata 70.

Fews Net (2014), hace referencia a que es posible que hasta un 70% de la mano de obra no calificada por el sector cafetalero es utilizada durante la cosecha y el restante 30% se emplea para actividades de mantenimiento durante el resto del año. Las ganancias estacionales que reciben los caficultores son una fuente importante de ingresos para los hogares pobres. En la mayoría de los casos los jornaleros son pagados a destajo (por volumen o por peso de cerezas de café recolectado) en lugar de hacerlo por hora o día de trabajos.